Cuerpos diminutos,
ojos de sol radiante,
de manera insultante,
visten de militantes.
Disparos contra los sueños,
cañonazos contra la esperanza,
agonizan los anhelos,
se desangra la bienaventuranza.
Llueven lágrimas de sangre,
retumba el cantico del dolor,
caen átomos de mugre,
la vida pierde su color.
Comenzando a vivir,
sin criterio para decidir,
les toca coexistir,
con la muerte en el porvenir.
Cuadernos por fusiles,
al diablo los civiles,
derechos amputados,
juguetes relegados.
Secuestraron la inocencia,
manosearon la verdad,
devastaron la conciencia,
ejecutaron la igualdad.
Herida está la humanidad,
ensangrentada la libertad,
cautivos los corazones,
en vilo las emociones.
Familias destruidas,
pueblos avasallados,
naturaleza entristecida,
cuerpos mutilados.
Paz buscada y no hallada,
por pretenderse de forma equivocada,
con armas y violencia,
solo acrecientan las diferencias.
En el rugir de los cañones,
preguntan por la paz,
en pólvora de balas,
pretenden hallar la libertad.
Niños con patas de palo,
niñas que ya no ven,
huérfanos por todas partes y
cómplices viéndolos por la T.V.
Nos quejamos de la guerra,
del hambre y la injusticia,
pero poco hacemos,
por cambiar esta inmundicia.
Por:
José Pablo Vásquez Ch.
